El origen

Casa Llena

En marzo de 1993, nos reunimos un grupo de amigos, amantes del teatro para buscar cristalizar un sueño, el sueño de conformar una aventura escénica, artística. Teníamos poco más de 20 años de edad y queríamos cambiar la forma de hacer teatro, como cualquier joven de nuestra edad, es una aspiración: "hacer teatro de una manera diferente". Así que nos impusimos el reto de fundar este espacio de creación, fundar un espacio en el que pudiéramos fundir en un solo lugar los sueños que siempre son tesoros preciados, así que decidimos reunirnos en torno a un crisol que pudiera recibir nuestras ilusiones creativas para fundirlos en ejercicios artísticos comprometidos con nuestros intereses y nuestras pretensiones estéticas.

Sara (Xóchitl Aguirre) y Martín (Octavio Flores)
Mezanine del Centro Cultural Oaxaca, actual sede de la Secretaria de Cultura. Octubre de 1993

Crisol nació así, con un primer reto, un primer montaje, una obra de Estela Leñero que tal vez podría pensarse que era muy convencional para nuestra intención de "cambiar la forma de hacer teatro", de "hacer algo diferente". Pero desde esa primera aventura sabíamos que lo que nos interesaba era la manera de llevar a escena un texto, cualquiera, y Casa Llena no era cualquier texto, era un pretexto, una provocación para lo que queríamos llevar a la dimensión de la vida misma.

Sara (Xóchitl Aguirre) en el modular donde se reproducía una canción de Real de Catorce.
Mezanine del Centro Cultural Oaxaca, Octubre de 1993

Así que buscamos un espacio alternativo para poder hacer una obra ambientalista, donde el público estuviera adentro del espacio escénico, conviviendo con los actores para que pudieran compartir también la experiencia emotiva de la puesta en escena a ras de piel. Conseguimos una habitación de lo que había sido un hotel y en ese momento (aún ahora) ocupaba el Instituto de la Juventud de Oaxaca en la calle de Belisario Dominguez de la colonia Reforma de Oaxaca. Ahí habilitamos un pequeño departamento donde sucederían las tres escena imaginadas por Estela Leñero; noche, día, noche. Nos las arreglamos para hacer que por las ventanas se oscureciera y amaneciera con efectos de iluminación que no estaban dentro de la habitación sino desde afuera, además de los focos que normalmente tiene una casa habitación que eran manipulados por los personajes en la ficción. Otro reto que teníamos era que, como metáfora de la relación de pareja que recreábamos en la obra, la llave del fregadero de los trastes se iba descomponiendo, chorreando durante la obra hasta derramarse como la relación de Martín y Sara, los protagonistas de la obra. Desde ese primer montaje; Jorge, técnico, iluminador, escenógrafo, ingeniero teatral, nuestro hermano, se fue especializando en esa parte tan necesaria para construir la magia del teatro.

Durante cinco meses, Octavio Flores, Xóchitl Aguirre, Omar y Pedro Lemus, nos sumergimos en el montaje de la obra, probando distintas maneras de intervenir el espacio escénico, de habitar la casa, de llenarla; esta casa no tenía cuarta pared, sino que tendría tantos frentes como espectadores recibiéramos, además como la habitación era muy pequeña, solo podíamos recibir a ocho o diez  por función..., pero no pudimos quedarnos con esta íntima experiencia. Pronto tuvimos que ampliar la audiencia, cambiarnos de casa hasta poder recibir a más de cien espectadores.

Dimos un poco más de diez funciones antes de participar en la Muestra Estatal de Teatro de Oaxaca en 1993, de ahí nos seleccionaron para representar al estado en la Muestra Regional en Campeche, y finalmente llegamos, en noviembre de ese mismo año (después nueve meses de gestación) a la Muestra Nacional de Teatro en Monterrey, en las instalaciones del CEDART Alfonso Reyes de la Ciudad de Monterrey, que en esos tiempos se alojaba en el parque Fundidora. Cabe mencionar que tuvimos muchos contratiempos: un accidente que casi nos deja en el camino de la Sierra Juárez mientras regresábamos de Campeche, otro susto en la carretera a Nuevo León y la abrupta experiencia de enfrentarse a la gente de teatro de las Muestras. Tuvimos más de cien funciones en varios estados de la República.

Casa Llena estuvo en repertorio hasta 1998. Octavio siempre como el personaje de Martín, excepto en una par de funciones que Pedro tuvo que sustituirlo, pero en el caso de las mujeres,  participaron otras actrices que relevaron a Xóchitl durante este periodo, Nancy Torres y Gabriela Martínez.

Aprendimos mucho del oficio y conocimos muchas formas de solucionar retos técnicos, actorales y hasta poéticos. Una gran lección que dió como arranque a lo que ahora somos como Crisol.

Reconocimiento al Grupo de Teatro Crisol por su participación en la XIV Muestra Nacional de Teatro

PD. para la celebración de los 25 años, 
amenazamos con el remontaje de Casa Llena, pero en una versión actualizada y experimental

Comentarios

  1. Yo tenía 16 años cuando Pedro me invitó al proyecto Crisol. Vamos a montar Casa Llena, me dijo, tú vas a ser el asistente de dirección. Va, le entro, respondí de inmediato, sin siquiera anticipar lo trascendente que sería esa decisión en mi vida.

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